La nadadora siria de apenas 18 años es una de las representantes de los refugiados en estos Juegos Olímpicos de Río 2016. Quien en 2015 tuvo que huir de su país natal, junto a su hermana Sarah porque la guerra destruyó todo lo que tenían a su alrededor.
Ambas llegaron a Estambul para cruzar en un bote hasta Grecia. Pero en la mitad del trayecto, el bote empezó a fallar y filtró agua en la embarcación donde habían 20 personas. La mayoría no sabía nadar y las hermanas Mardini no dudaron en saltar al agua. “Fueron tres horas y media” las que tuvieron que nadar para ayudar a los demás tripulantes, dijo Yusra Mardini.
Su padre, quien había sido su entrenador le enseñó a nadar desde los tres años y eso ayudó a que la representante de los refugiados en Río 2016 pueda guiar el bote con unas cuerdas hasta cruzar el Mediterráneo y llegar a las costas griegas de Lesbos.
La nadadora agregó que “habría sido vergonzoso si la gente de nuestro bote se hubiera ahogado. Había gente que no sabía nadar y no iba a quedarme sentada quejándome de que me iba a ahogar. Si lo iba a hacer, al menos lo haría sintiéndome orgullosa de mi y de mi hermana”.
Ambas lograron llegar hasta Alemania, donde consiguieron el refugio y gracias a una beca del Comité Olímpico Internacional, Yusra continuó su entrenamiento hasta llegar a Río 2016. “Al poco tiempo de estar en Berlín fui al club de natación y dije: ‘Hola, soy nadadora, ¿me pueden ayudar? No tenía ni bañador ni gorro de baño. Me hicieron una prueba de nivel y me aceptaron. Ahora son como mi familia”, dijo.
“Es verdaderamente un honor para mí estar en Río 2016. Será por mi país, por Alemania y por el Comité Olímpico Internacional, ya que ellos me dieron todo el apoyo necesario para hacer esto posible”. Yusra salvó a 20 personas en 2015 y este sábado en Río, ganó su serie en las primeras eliminatorias de los 100 metros mariposa.
Foto: AP