Esteban Paz, histórico dirigente deportivo y presidente de la Comisión Especial de Fútbol, dialogó en exclusiva con Alfonso Laso Ayala (para Radio La Red) e hicieron un recorrido de los 26 años en LDU.
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— La Red Ecuador (@LaRed_Ecuador) January 26, 2024
“Fue algo duro, el equipo cambió mucho. Darío Ávila rompió la puerta y entró llorando. Había que poner el pecho a balas y bajar al camerino. Al día siguiente, se asumió el reto de ascender lo antes posible. Se produjo salidas de jugadores jóvenes: Franklin Salas y Paúl Ambrosi. Uno aprende mucho de los momentos difíciles, hubo una época de sequía fuerte (yo era responsable del equipo). Propuse la llegada de Jorge Fossati y viajé a contratarle. Negociamos con Carlos Espínola y otros jugadores. Me hice cargo del equipo. Repatriamos jugadores que tuvimos que prestar, nos costó volver a engranar (2002). Mi padre se dio cuenta que tomé decisiones correctas y me dio más responsabilidad (2003)”, explicó.
“Tuvimos dificultades en la comunicación, él me frenaba en la parte económica. Somos dos personas con formaciones distintas (épocas), yo era pasional y él cerebral. Yo tuve más vitrina y la recibía producto de las situaciones. Cuando se ganaba era Rodrigo y cuando se perdía era Esteban. Me daba cuenta y pensaba que no ven algo bueno mío. Mi padre llegó a un punto que estaba por encima del bien y el mal, me encantaba que lo reconozcan. Comenzó una nueva era en 2003, llegó la presión de ser el equipo campeón o que lidere. Había que ser un equipo del poderío de Barcelona. No como ahora que dicen que buscamos clásicos, todos quieren jugar contra LDU y Barcelona”, expuso.
“No dejo de reconocer el poderío de estos dos equipos. Dimos el paso de sentirnos en esa capacidad. La llegada de Patricio Urrutia fue producto de mi relación con Miller Salazar, Barcelona no hizo uso de la opción de compra y arreglamos. Le traje a Quito y firmamos un acuerdo. Regreso de Argentina y llamé a Patricio, no me contestó. Nosotros hicimos uso de la opción de compra y le llamé a su padre. Le dije que somos gente honesta y me ilusiona que su hijo venga. Él me dijo que Patricio iba a estar el lunes y llegó. Fui a recogerlo a aeropuerto y la historia se cuneta sola. Tenía una buena relación con Álex Aguinaga, él estaba en México y me dijo que quería regresar al Ecuador para despedirse (2004)”, manifestó.
“No quería ir al Deportivo Quito porque estaba desordenado y quería venir a LDU. Yo le dije que firmemos, consulté con mi padre y hablamos de condiciones. Él me dijo que lo que yo decida, me dio una cifra que podíamos pagar y cerramos. Conseguimos un helicóptero y lo bajamos, Barcelona decía que la Policía nos prestó un helicóptero (empezaron los problemas). Lo hicimos por la trayectoria y la institución que es Álex Aguinaga. Empezamos a armar un equipo de ensueño en 2006, le incorporé a Édison Méndez y me decía que armamos un gran equipo. Cometí el error de gastar muchos recursos en incorporar a Escalada. Llegó Enrique Vera por pedido de Juan Carlos Oblitas, hablé con mi padre y formamos un camerino estupendo”, declaró.
“Empezó mi relación con Gustavo Lescovich, me lo trajo a Ariel Graziani. Ese equipo se frena en la Copa Libertadores. Ese equipo tenía toda la capacidad de llegar a una Final y el Mundial de Alemania nos frenó. Espero que disfruten esta historia que la estoy contando y participar conmigo de este legado. Empieza la primera discusión fuerte porque don Rodrigo Paz y Gustavo Lescovich se empecinaron en que llegue Edgardo Bauza. Mi padre y yo confiamos mucho en Gustavo, muchos representantes pelean en su beneficio. Confío ciegamente en una gran persona como él, con errores y aciertos. Ellos contra mí porque yo quería a Carlos Ischia. Me ganan y el líder decidió, Edgardo estuvo mal en algún momento”, expresó.
“Fue duro y sufríamos todos. Edgardo tuvo que salir con la Policía y hablábamos de su salida. La punta de la cabeza no quería que se vaya, presionamos por esa salida y llegaba Edgardo a conversa de fútbol conmigo. Mi padre me confesó que estuvo a punto de tomar la decisión de su salida. Empezó a ganar y me alegro que mi padre haya tenido la razón. Edgardo terminó siendo un amigo personal y marcó el camino para llegar a tocar el cielo. Fue fantástico haberlo logrado con mi padre, el abrazo estuvo marcado con tus gritos (relato de Alfonso Laso Ayala). Eso nos quedará para toda la vida (José Francisco Cevallos me envió un lindo mensaje por mi salida), fue culminar un sueño de vida con el abrazo a mi padre”, reveló.