¿Es el trato bajo cuerda el gesto técnico imparable para organizar una Copa del Mundo de fútbol? Las acusaciones del Spiegel sobre la adjudicación de la edición 2006 a Alemania, ensombrece la casi totalidad de los Mundiales recientes o por venir.
Este nuevo caso espesa la atmósfera de sospechas que rodea a la FIFA. La instancia suprema del fútbol mundial lleva desde mayo siendo sacudida por un escándalo de corrupción, investigado por la justicia suiza y estadounidense, que está salpicando en todas direcciones.
Su presidente dimisionario, Joseph Blatter, fue suspendido con 90 días, al igual que el favorito a sucederle, el francés Michel Platini, debido a un pago de 1,8 millones de euros del primero al segundo. La FIFA reunirá de urgencia el martes a su comité ejecutivo, al que a todos los temas a tratar se le añade el ‘caso alemán’.
“¿El Mundial-2006 fue comprado?, con esta pregunta abría su edición de este sábado el diario más leído en Alemania, Bild, algo que también se pregunta la totalidad de la prensa germana.
En el centro de estas preguntas, las acusaciones formuladas el viernes por el semanario Der Spiegel. Afirma que Alemania compró votos en el seno de la FIFA para ganar la organización de la competición, gracias a un fondo de dinero negro. Está se constituyó gracias a un préstamo de 10,3 millones de francos suizos (6,7 millones de euros en la época) del empresario suizo de origen francés Robert Louis-Dreyfus, exjefe de Adidas (y expropietario del Marsella, ya fallecido).
‘Cuento de verano’
Estas acusaciones son “totalmente infundadas”, se rebeló la Federación Alemana de Fútbol (DFB), que rechazó “firmemente” toda irregularidad. Sin embargo, reconoció el pagó de los 6.7 millones de euros a la FIFA, pero sin ningún lazo con el Mundial. La DFB dijo haber descubierto la existencia de esta transferencia debido a un examen interno iniciado en los últimos meses, en el contexto del escándalo FIFA.
Esta suma “podría haber sido utilizada para otra cosa que su objetivo inicial” (un programa cultural de la FIFA), indicó la Federación germana, recalcando que “el pago no esta relacionado con la atribución (del Mundial-2006), efectuado cerca de cinco años antes”.
En Alemania, el asunto sobrepasa el simple nivel del fútbol: el Mundial quedó en la memoria colectiva como el evento más grande desde la caída del Muro de Berlín en 1989, lo que le valió el sobrenombre de ‘cuento de verano’.
Si las revelaciones del Spiegel son ciertas, este ‘cuento de verano’ tendría “en un futuro, la misma reputación que un coche diésel Volkswagen”, previno el diario Süddeutsche Zeitung, en referencia al escándalo de los motores trucados por el fabricante de automóviles que ha empañado la imagen de la industria en Alemania.
Además, otra figura nacional podría ver su reputación empañada: el exjugador Franz Beckenbauer, jefe del Comité de organización del Mundial.
Mundial-2026, suspendido
Mucho antes de que estas dudas se cernieran sobre el Mundial-2006, las sospechas de corrupción por la atribución de los Mundiales-2018 (Rusia) y 2022 (Catar) desencadenaron la tempestad judicial alrededor de la FIFA.
Las condiciones de estas adjudicaciones fueron objeto de una investigación por parte de la justicia suiza, abierta tras una queja de la propia FIFA. Varios bienes financieros fueron incautados y 221 cuentas sospechosas fueron examinadas, indicó a mediados de septiembre el fiscal suizo Michael Lauber.
Paralelamente, la justicia estadounidense investiga sobre presuntos sobornos que han circulado en la cima del fútbol mundial desde 25 años. Como base de estas acusaciones, las confesiones de un ‘topo’, el estadounidense Chuck Blazer: este excacique de la FIFA reconoció haber recibido sobornos de Marruecos y Sudáfrica en el marco de la atribución del Mundial-1998 (finalmente organizado por Francia) y 2010.
El Mundial sudafricano de 2010 también es pieza central de otro escándalo FIFA. 10 millones de dólares (9,1 millones de euros) provenientes de Sudáfrica fueron transferidos por la FIFA a cuentas gestionadas por uno de los vicepresidentes de la época, el trinitense Jack Warner, hoy acusado por la justicia estadounidense.
FIFA como Sudáfrica negaron categóricamente toda irregularidad, pero el escándalo por estas revelaciones llevó a Blatter a anunciar sus dimisión cuatro días después de ser reelegido.
Su exnúmero 2, el francés Jérôme Valcke, fue relevado de sus funciones el 17 de septiembre, después de ser acusado de estar implicado en un caso de reventa de entradas en el mercado negro durante el Mundial-2014 de Brasil.
Ante la acumulación de sospechas sobre la organización de su máxima competición, que reúne cada cuatro años a millones de espectadores, la FIFA suspendió en junio la atribución del Mundial-2026.
AFP
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